Entre las constelaciones de Cygnus
(el Cisne) y Lira, los astrofísicos han encontrado una extraña estrella. Se
llama KIC 8462852, y tiene la peculiaridad de que parpadea de una forma impredecible, lo que podría sugerir que delante de
ella hay algún tipo de estructura de naturaleza peculiar que tapa la luz. Lo
desconcertante es, según los científicos que la han estudiado, que esta
estructura es a la vez grande, poco densa y reciente, en términos de tiempo
estelar, por lo que hay incluso quienes consideran una opción escalofriante:
que esta mole fuera producto de
una tecnología alienígena.
«Nunca hemos visto nada como esta
estrella. Es muy raro. Al principio
pensamos que se trataba de un error en los datos
o de un movimiento de la nave que tomó las fotografías, pero todo eso ha sido
comprobado», dijo Tabetha Boyajian para «The Atlantic». Es investigadora en
la universidad de Yale y ha participado, junto a otros muchos astrónomos, en el
estudio que presentó el hallazgo de esta extraña nube oscura enfrente de KIC
8462852. El trabajo fue publicado el 14 de septiembre en «Monthly Notices of the Royal
Astronomical Society».
El sorprendente hallazgo se produjo
gracias al escrutinio del telescopio espacial Kepler, que se
encontraba desde 2009 analizando la luz de más de 150.000 estrellas. Una de sus
tareas era averiguar si los parpadeos de
las estrellas eran periódicos, con el objetivo de buscar exoplanetas pasando por
delante de las estrellas a lo largo del recorrido de su órbita.
La ingente cantidad de datos que se
recogió fue analizada con algoritmos y procesada por un equipo de «cazadores de
planetas», en el cual astrónomos aficionados y profesionales de todo el mundo
examinan la luz procedente de las estrellas.
Señales
En 2009, se descubrió que la luz de
KIC 8462852 parpadeaba dos veces. Pero en 2011 se apagó de forma más prolongada
y en 2013 comenzó a tener parpadeos muy rápidos. Desconcertados por este
patrón, los científicos pensaron que solo podía
tratarse de un gran cuerpo orbital, de forma irregular, que podría corresponder
a un disco protoplanetario (una nube de gas que permite la formación
de planetas). Pero en seguida se descartó esta opción, porque estos discos
aparecen en estrellas jóvenes y KIC 8462852 no lo es.
Sea lo que sea, Boyajian y los otros
consideran que esa estructura que absorbe la luz es dispersa y que debe haberse formado recientemente, porque si no habría sido
devorada por la estrella o habría sido compactada. Pero lo cierto es que parece
tener el aspecto de un extenso goteo de pintura.
Así, en el artículo que publicó para
explicar los orígenes de este «salpicón», se baraja que puede tratarse de una
acumulación de asteroides destruidos, restos de
planetas que chocaron o un cinturón
de cometas robado a otra estrella que en algún momento pasó por las cercanías.
Sea lo que sea, solo ocurre en esa estrella en todo el Universo, al menos que
se sepa.
SETI entra en acción
Jason Wright, un astrónomo de la
Universidad del Estado de Penn, ofreció una alternativa a ese patrón de luz.
Según dice, lo descubierto escompatible con la presencia de una
«súper-estructura» de origen alienígena. Tal como postula el programa de
búsqueda de inteligencia extraterrestre SETI, las supuestas civilizaciones alienígenas podrían
detectarse gracias a la presencia de artefactos descomunales orbitando las
estrellas.
«Aunque los
alienígenas sean la última hipótesis que debas considerar, esto parece tener el
aspecto de algo que construiría una civilización», declaró Wright en «The Atlantic».
Podría tratarse de una especie de
sistema colector de energía estelear de una civilización extraterrestre o
podría ser solo una mancha de polvo en la historia de la astrofísica. Pero lo
cierto es que los científicos de la Universidad de Berkeley ya están trabajando
con Wright y Boyajian para bombardear con ondas de radio la zona y después echar un vistazo con el gran telescopio VLA, en enero de 2016.
Quizás desde algún planeta cercano a
KIC 8462852, alguien vea que el Sol parpadea cada 365 días cuando el planeta
Tierra orbita en torno a él.
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